La chica del grajo: Los múltiples jardines de nuestra mente

 

Por @Joaquin_Pereira

Una vez leí un artículo sobre una investigación sobre el cerebro. Demostraron que las mismas zonas de éste se activan ante una experiencia real o al leer una situación similar. Ese es el poder de la literatura, nos hace vivir varias experiencias independientes de nuestras circunstancias actuales. Nuestro mundo se expande.

El escritor costarricense Allan G. Morales escribió la historia de una niña llamada Nora, diagnosticada con autismo, que era capaz de sumergirse en las historias que leía en los libros. Se trata de su opera prima titulada La chica del grajo y los duendes de Bierzo. Fue publicada por Letrame Grupo Editorial.

Morales es Licenciado en Contaduría Pública por la Universidad Técnica Nacional de Costa Rica. Su primera novela se inscribe en el género de fantasía. Su obra nos recuerda al Señor de los anillos, a la historia de Alicia en el país de las maravillas, y hasta la saga de Harry Potter.

Muchos se preguntarán cómo un especialista en números es capaz de crear un mundo habitado por gnomos, magos, dragones y ogros.  Ese es el poder de la literatura, nos hace expandir nuestra realidad, crear burbujas de acceso a universos paralelos al nuestro y luego permitir que los lectores se asomen a nuestra creación. Los escritores somos aprendices de dioses creando nuevos universos.

Hay varios autores que se han aproximado al tema del espectro autista. Está por ejemplo Elizabeth Moon con su novela de ciencia ficción La velocidad de la oscuridad, y  Mark Haddon con El curioso incidente del perro a medianoche. La ficción nos permite comprender una situación vital con una perspectiva y una empatía más generosa y amplia que la estricta visión científica.

Allan G. Morales muestra su sensibilidad al acercarse a este tema con imágenes tan sugerentes como la siguiente sobre la percepción del viento que notamos cuando vemos el movimiento del agua, que nos habla también sobre la existencia de Dios:

“¿Y para qué quieres ver el viento si puedes ver el agua? Cuando veas que el agua se mueve por el viento es porque éste está allí, percibiste ambos aunque sólo viste uno; en la vida pasa lo mismo, debes aprender a creer en ti, en tus capacidades, en lo que puedes ver y lo que puedes ser, en lo que tu mente conoce de tu interior, porque si sabes ver tus virtudes, también podrás comprender las de los demás, y si alguien te hace creer que para el éxito sólo hay dos caminos, uno de agua y otro de viento, asegúrate de tenderle la mano para que vuele por el agua y nade por el viento, porque la vida te da vueltas, muchas veces se invierten los destinos, que remos aconsejar o criticar a alguien y no nos conocemos a nosotros mismos –respondió Fronos a Nora, mientras soplaba sobre la cubeta para apreciar la brisa, moviendo el agua”.



 

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