Karina Sainz Borgo: la muerte también es femenina
Por @Joaquin_Pereira
Leer un
libro recién impreso es como comerse un pan que acaba de salir del horno: tiene
esa calidez y ese olor que nos hace agua a la boca. Así leí La hija de la española, la opera prima
de la periodista Karina Sainz Borgo que generó tanto revuelo en la feria del
libro de Frankfurt del 2018, cuando logró venderse para ser publicada en 22
países.
Pude
asistir a un conversatorio con la joven autora venezolana –nacida en 1982-,
presentado por el poeta y periodista Antonio Lucas, en la librería Tipos Infames –calle san Joaquín 3, Madrid- el sábado
16 de marzo.
La primera
impresión que genera Karina Sainz Borgo puede confundir. Rubia, delgada, joven;
no es lo que podríamos imaginar que sería una escritora de hueso rojo. Pero
basta unos minutos escuchándola para saber que dentro de sí conviven cientos de
libros leídos que han fermentado y generado un licor del que ahora comenzamos a
disfrutar de su destilación.
Como dice Antonio
Pérez Revelte, escribimos con nuestra memoria, nuestra biografía y nuestra
biblioteca. En La hija de la española,
Karina Sainz Borgo echa mano de las tres.
Ya habíamos
notado el aroma particular de su pluma en las crónicas y entrevistas que
publicaba la hasta ahora periodista cultural en varios medios y en su blog
personal. Antonio Lucas nos muestra con una sola imagen lo profundamente
comprometida y trabajadora que es esta venezolana establecida desde hace 12
años en España.
Comentó
como anécdota que en varias ocasiones coincidió con ella en alguna rueda de
prensa en la que un autor presentaba su nueva obra. Siempre le llamaba la
atención que aquella reportera rubia, delgada, y joven llegara al sitio con el
libro en cuestión lleno de marcas de colores entre sus páginas. Hacía sentir a
los colegas que ella siempre estaba mejor preparada que ellos a la hora de
hacer las preguntas.
Para
presentar la novela, Antonio Lucas aclara que la historia no es tratada con
morbo por la autora, más bien es un llamado de auxilio. Forma parte de los
libros del desarraigo en el que se interioriza en el sentimiento de culpa del
que se va, la culpa del superviviente: Sobrevivir termina siendo también una condena.
Adelaida
Falcón, la protagonista de la historia, es una venezolana que reconoce que por
su sangre no corre ningún vínculo que le permita escapar, como lo usan los
hijos de extranjeros que logran tener doble nacionalidad. En medio del caos
donde lo más descabellado puede ocurrir, se encuentra con la posibilidad de
suplantar la identidad de una española para huir de un país que compara con una
fosa séptica: “País sin dientes que degüella gallinas”.
La hija de la española narra la
demolición de un país contado desde la vida particular de una mujer, la
destrucción de una nación que como lo describió Antonio Machado llegó a ser “el
rompeolas cultural de Latinoamérica. Una arcadia”. Por lo tanto termina siendo
la historia de una tragedia.
“Es una
novela cartesiana”, dijo y mencionó que un personaje especial es el propio
lenguaje. Destaca la poesía que se cuela entre las frases usadas por la autora
en su narrativa. Comenzando por el propio epígrafe donde se lee un verso de
Yolanda Pantin de su libro El hueso
pélvico:
“Ay, nada
puede intimidarte, poeta,
Ni el
viento en los alambres. […]
Levanta la
cabeza
Pero que
haga sentido
Lo que
escribes”.
Antes de
darle paso a la autora para que hablara de su obra, Antonio Lucas echa mano del
oficio que ejerce a la par del periodismo, el de poeta, para describir a La hija de la española. Para ello toma
prestado dos versos de Vicente Gerbasi: “Venimos de la noche y hacia la noche
vamos” y “El hombre es de la noche que lo sigue”. Estos versos apuntan a señalar
esa oscuridad que ha gravitado sobre los venezolanos desde hace 20 años y que
esta novela intenta describir, explicar o descifrar.
Karina Saiz
Borno al tomar la palabra señaló que para ella Venezuela es un tema que la
abrasa, con s, aunque dice que ya no reconoce a su país. “Es como si la persona
que amas dejara de recordarte”, explicó.
Para la
periodista venezolana emigrar es similar a parir, cuando una persona se
desplaza se alumbra. “Mis abuelos emigraron de España a Venezuela, yo hice el
viaje inverso”. La hija de la española
termina siendo la forma como la escritora intentó digerir el distanciamiento
de su patria.
Aún está
procesando el pasar de ser quien entrevistaba escritores a ser ella a la que
“jurungan” su intimidad con preguntas luego de la publicación de su novela.
Le ha
llamado la atención la opinión que tienen de su libro lectores de otros países.
Incluso en Alemania han afirmado que la historia tiene “un ritmo particular” y
que está escrita en “clave de holocausto”.
Al escribir
La hija de la española su autora no
quería hacer una novela pro positiva ni una moraleja, aunque considera que sí
es una historia política, al estilo de J M Coetzee cuando narraba sobre el Apartheid.
“No le pongo nombre a los poderosos, ellos ya han tenido 20 años de historia.
Quería nombrar a las miles de Adelaidas y de Franciscos que hay en Venezuela”,
dijo.
Pese a lo
sórdido de los hechos señalados en el libro, fue construido aspirando a ser
mostrados con belleza. Si hay algún tipo de redención en su protagonista,
Adelaida Falcón, es que logra sobrevivir aunque llega a rosar el
envilecimiento.
Para contar
la historia de una revolución que terminó pulverizando a un país la autora
escogió a una mujer como protagonista; algunos consideran a esa revolución una
épica femenina. El verso de Yolanda Pantin mostrado en el epígrafe del libro
apunta a ello. Fue tomado del libro El
hueso pélvico, que hace referencia a una emblemática estatua de una figura
femenina que se observa en una importante arteria vial en Caracas: Una mujer
desnuda, María Lionza, montada sobre una danta sostiene en alto un hueso de
cadera. Para Karina Saiz Borno las mujeres en Venezuela son como esa estatua, pues
son las que sostienen al país.
Las
preguntas
Cuando
llegó el turno de las preguntas del público sabía que no contaba con mucho
tiempo por lo que intervine con una que en otra ocasión hubiera escogido para
cerrar una entrevista: “¿Cómo ha cambiado su escritura luego de vivir él éxito
que ha tenido esta novela? ¿El estar iluminada por el foco de atención de las editoriales
y los medios le ha generado algún tipo de ansiedad a la hora de afrontar un
nuevo proyecto?”.
Cuando
escuchó la palabra “éxito” hizo un gesto que podría traducirse como “no es para
tanto”. Comentó que confía en su capacidad de trabajo, lo que le permite no
paralizarse ante la página en blanco. Un valor que confesó haber heredado de su
madre. Lo que sí ha notado luego del proceso de edición y publicación de La hija de la española es un cambio a la
hora de leer: “Ahora entiendo mejor y valoro el esfuerzo de todas las personas
involucradas en la publicación de un libro”.
No pude
evitar mi faceta de periodista -que siempre está hurgando en búsqueda de alguna
noticia- para preguntarle sobre la nueva historia en la que estaría trabajando
ahora. Había leído en varias entrevistas que había concedido que mencionaba
estar fascinada por el tema de las corridas de toros. Quería saber si su
próxima novela estaría ambientada en este tema.
Muy
inteligentemente evadió la respuesta pero ante mi insistencia al repreguntarle
sobre si su próximo protagonista sería una mujer como en La hija de la española o si sería un hombre, dio una pista con una
frase enigmática: “la muerte también es femenina”, soltó al fin.
A mi lado
estaba sentado uno de los escritores venezolanos que han hecho del desarraigo producto
del exilio un leitmotiv de su obra, Eduardo Sánchez Rugeles –Blue Label, Liubliana, Julián-. Le
preguntó, trascendiendo el hecho literario, si tenía esperanza de que la
situación venezolana mejorase. Karina Sainz Borgo volvió a echar mano de su
mantra personal: “Hay que trabajar por la esperanza”.
Detrás de
mí estaba sentado el veterano periodista Antonio Rubio -presidente de la
Asociación de Periodistas de Investigación de España-. Le preguntó qué de
periodismo se encuentra en su novela. A lo que la escritora venezolana
respondió que no puede deslastrase de la que ha sido su profesión por años. De
hecho afirmó que ha podido hallar belleza tanto en el periodismo como la que ha
encontrado en la literatura. “El
periodismo me ha hecho humilde”, dijo. Agregó además que utilizó lo aprendido
como reportera al construir las veinte primeras páginas de su historia, para
captar la atención del lector y hacer que quiera seguir leyendo.
El escritor
Arturo Pérez-Reverte -Falcó, Hombres buenos, Los perros duros no bailan-, amigo personal de la autora, encomendó a Antonio Lucas hacerle una
pregunta que para un venezolano es extremadamente difícil responder:
“¿Venezuela podrá salir de la situación que atraviesa actualmente sin sangre en
las calles?”. “La sangre ya está”, fue la respuesta de Karina Sainz Borgo. En La hija de la española hay sangre pero
también hay luz, comentó, como en Caracas “donde todos los puñales brillan”.
Cuando pude
volver a preguntar lo hice consultando la experiencia con los traductores de su
novela, sobre todo por las particularidades de la forma de hablar del venezolano.
Explicó que cuando escribió La hija de la
española decidió utilizar mayormente un castellano más neutral y no tan
localista, sólo echó mano de la voz venezolana en las letras de los cantos de
pilón y en algunas frases específicas.
Antes de
retirarme de la librería, tomé la novela de Karina Sainz Borgo con la misma
sensación en los dedos de cargar una bolsa con panes calientes e hice mi fila
para que la autora me lo firmara. Cuando me tocó el turno le pregunté: “¿Qué
tan complicado fue escoger la foto de la portada?”. En esta primera edición de
la editorial Lumen se muestra una mujer joven vestida de luto que apenas se asoma
detrás de una columna gris y cuya mano tapa su rostro. Karina Sainz Borgo
reconoció que no fue fácil escoger dicha imagen: “Yo tenía otra opción pero la
editorial terminó escogiendo ésta”, confesó para luego comentar que las
versiones que se imprimirán en otros países presentarán portadas distintas.
Mientras leía
Al leer La hija de la Española sentí algo
similar a cuando leí El cuento de la
criada de Margaret Atwood, el notar como se desplegaba ante mí una historia
dramática narrada de forma sublime. Durante la lectura de la novela me llamó la
atención la fuerza poética del texto.
Debo
confesar que me topé con palabras que no conocía, como el verbo “barruntar” –
conjeturar
o tener la sensación de que va a ocurrir una cosa, generalmente negativa, sin
tener pruebas reales que lo confirmen -. De sus páginas extraje todo un
enjambre que ahora engrosa mi vocabulario personal: caniche, gineceo,
miamorseo, estraperlista, mandamasía, garabí, boñiga, parrochas, tizona,
estrapelo, desclasamiento, parterres, ancilar, astados,…
Es
inevitable comparar una obra con otras y a su creador con otros autores. La
primera referencia que me vino a la mente al leer La hija de la española fue la novela del también venezolano Juan
Carlos Méndez Guédez La ola detenida:
Ambas historias tratan la hecatombe ocurrida en Venezuela durante el régimen
chavista y en ambas la protagonista es una mujer, pero la perspectiva de ambos
autores es diferente. Mientras Méndez Guédez nos presenta a una protagonista
que permanentemente está produciendo los cambios que hacen avanzar la trama, en
la novela de Sainz Borgo su protagonista está continuamente lidiando con unas
circunstancias que la desbordan.
Otra obra
con la que quise comparar La hija de la
española no fue ya por el tema que trata sino por la forma en que son
narradas y el nivel que alcanzan al jugar con el lenguaje. Me provocó
compararla con Yo, Julia, del
escritor Santiago Posteguillo. Ambas han sido éxito en ventas logrando varias
ediciones en su lanzamiento. Nuevamente nos encontramos en ambas con una figura
femenina como protagonista: ¿ambos libros se suman a una tendencia global de
reivindicación de la mujer y sus derechos? Pero el aspecto en el que quise detenerme
para comparar ambas obras fue como dije en lo literario: mientras que la novela
historia de Posteguillo presenta una “arquitectura narrativa” simple y hasta podríamos
decir que plana, la novela contemporánea de Sainz Borgo logra unas capas más
intrincadas e interesantes. ¿En cuál de las dos obras hay más literatura? Es una
pregunta que puede sonar incómoda y que no es fácil de responder pero lo que es
indiscutible es la diferencia del grado de complejidad psicológica de los
personajes en cada historia. Mientras en Yo,
Julia podemos dividirlos entre buenos y malos, todo es blanco o negro, en La hija de la española los matices de grises
son mayores a la hora de describirlos y clasificarlos.
Leer esta
novela no fue un ejercicio sencillo para mí, pues la historia que cuenta
remueve dolores personales: como su protagonista hace un año tomé un pasaporte
europeo –mis padres son portugueses- para poder huir de Venezuela. Los verdugos
que acosan a Adelaida Falcón fueron de alguna forma también mis verdugos.
Aunque me
dolió leerla, con esta novela también pude recordar a ese país maravilloso que
se muestra en los recuerdos de la infancia de la protagonista. Venezuela huele
a gas lacrimógeno, sí, pero también sabe a ciruela de huesito. Gracias Karina
por presentar ambos aspectos en La hija
de la española.
Spoilers
La parte de
la novela que más me gustó fue cuando la protagonista visita por última vez la
tumba de su madre antes de huir a España. Me conmovió cómo pasa de estar
recordando a hablarle directamente a su “mamá” como si estuviera aún viva.
Termina siendo una especie de carta de despedida. Las imágenes que logra la
autora en este capítulo son hermosas, como una especie de ensoñación.
Del libro
sólo cuestiono la verosimilitud del encuentro de la protagonista con el cadáver
de la mujer a la que terminará suplantando y su accionar para deshacerse de él.
Entiendo que el caos que se describe en las calles en ese momento de la
historia le da un cariz similar al de una historia de zombis donde los
supervivientes poseen una especie de carta blanca para actuar rompiendo toda
norma moral. Aun así creo que los hechos suceden muy rápido como para aceptar
que una joven graduada en Letras como Adelaida Falcón termine arrastrando un cadáver
y prendiéndole fuego frente a un contenedor de basura.
Tuits
Mientras
leía la novela iba publicando en mi cuenta personal de Twitter algunas de las frases
que más me impresionaron. A continuación comparto algunas de ellas:
1.
"Me dejé mecer por el viento caliente de la
ciudad, por su olor ácido y dulzón, a cáscaras de naranjas que se pudren dentro
de una bolsa de basura bajo el sol".
2.
"Aquellos volúmenes ejercían una fascinación
poderosa sobre mí, más que las loncheras rosadas que mis compañeras estrenaban
cada octubre".
3.
"Uno es del lugar donde están enterrados sus
muertos". Juan Gabriel Vásquez
4.
"Crecí en un lugar repleto de columpios y
toboganes de metal oxidado a los que nadie acudía por temor a la delincuencia,
que en aquel tiempo ni soñaba rozar las dimensiones que adquirió con el paso de
los años".
5.
"...huesos, que se cotizaban al alza en
aquellos días en los que la brujería se convirtió en la religión nacional. País
sin dientes que degüella gallinas".
6.
"Una invitación a reproducirse, a parir y a
traer al mundo más y más de su estirpe: toneladas de gente a la que la vida le
dura poco, como a las moscas y las larvas".
7.
"La guerra era nuestro destino, desde mucho
antes de que supiésemos que llegaría".
8.
"Sí, con diez años ya era viuda. Con diez años
ya amaba fantasmas".
9.
"Ese país donde las mujeres siempre parieron y
criaron solas a los hijos de hombres que ni siquiera se tomaron la molestia de
ir a comprar tabaco para no volver".
10.
"Era la culpa del superviviente, algo parecido
a lo que padecieron los que se marchaban del país, una sensación de oprobio y
vergüenza: darse de baja del sufrimiento era otra forma de traición".
11.
"Ya no éramos un país, éramos una fosa
séptica".
12.
"Me lo quitaron todo, hasta el derecho a
gritar".
13.
"Nos llamaban ciudadanos, pero nos trataban
como a delincuentes".
14.
"Tan solo una letra separa "partir"
de "parir"".
15.
"Sobrevivir es parte del horror que viaja con
quien escapa. Una alimaña que busca derrotarnos cuando nos encuentra sanos,
para hacernos saber que alguien merecía más que tú seguir con vida".
Comentarios
Publicar un comentario