A propósito de la lectura de Cartero, de Charles Bukowski: La escritura como oficio irremediable



Por @Joaquin_Pereira

“Usted mira hacia afuera y, es precisamente 
lo que no debe hacer ahora. 
Nadie puede aconsejarlo ni ayudarlo, nadie. 
Solamente existe una manera: entre en sí mismo. 
Descubra el fundamento que lo lleva a escribir; 
investigue si tiene raíces en el lugar 
más profundo de su corazón; 
reconozca si para usted sería 
necesaria la muerte 
en caso de ser privado de escribir”.

Cartas a un joven poeta, de Rainer María Rilke

A algunos los agarra en la mesa de la cocina, como le ocurrió a Murakami cuando escribió sus primeras novelas Escucha la canción del viento y Pinball 1973. A otros los saca de una sórdida oficina de correos, como a Charles Bukowski cuando escribió su primera novela Cartero(1971). La escritura más que una elección es un designio irremediable para los verdaderos escritores. 

A diferencia de otros oficios, en los que la persona debe pasar por un proceso de aprendizaje previo a su ejercicio, el escritor se descubre como tal antes incluso de obtener las herramientas que requiere para llevar a cabo su tarea. 

Ser escritor amerita tener una mirada especial y no una habilidad de redacción innata; esto último puede mejorarse, lo primero no se aprende: se descubre y se acepta.

Todos pensarían que los graduados en Letras en la universidad serían inmediatamente autores prolíficos y la experiencia ha demostrado lo contrario. Pareciera que tener un caudal de conocimiento literario produce un efecto de castración para la creación de una obra propia.

La gente común cree que un escritor cuando decide serlo se va a una cabaña solitaria en un bosque por meses para dedicarse a producir su obra y luego entregarla a una editorial, la cual inmediatamente decide publicarla. ¡Despierten!: El oficio de escritor se ejerce bajo cualquier circunstancia, no importa lo oscura y complicada que sea ésta. 

Hace poco estaba tomando un café con un amigo hablando sobre la posibilidad de irme a España para salir del infierno en que se ha convertido Venezuela, cuando éste me preguntó “¿quieres irte a otro país y trabajar en lo que sea dejando a un lado la escritura?”. 

La pregunta me sorprendió porque nunca me había pensado sin ser escritor. Cuando me gradué de bachiller el único oficio en que me veía realizado era escribiendo. Escribir siempre ha sido esa última opción que me ata a la vida cuando todo lo demás ha colapsado; en los peores momentos escribir siempre me ha salvado. 



Sin miedo a ensuciarse las manos

El estilo de escritura ejercido por Charles Bukowski se le  describe como auténtico, peligroso e incluso sucio. En periodismo, vivir una experiencia en carne propia para luego escribir sobre ella se le denomina “Gonzo”, por el apodo de un periodista norteamericano que se dedicaba precisamente a sumergirse en el área que luego mostraría en sus textos.

En su primera novela titulada Cartero, Charles Bukowski muestra el trabajo que venía ejerciendo durante 12 años. Es del tipo a la que llamo “todo sobre un oficio”: se señalan las luces y las sombre de una actividad. Además de las referencias a los perros que muerden a los carteros desde el principio de los tiempos hasta las fantasías sexuales con los destinatarios de las cartas, en el libro se muestra una especie de taxonomía o “fauna” de las personas involucradas, tanto al prestar el servicio como al recibirlo. 

Gracias a Cartero, una editorial le ofreció a Charles Bukowski 100$ mensuales de por vida para que se dedicara a escribir. Así que ensuciarse las manos le resultó rentable. 

Lilith y Quirón

La escritura puede ejercer un poder sanador tanto a escritores como lectores cuando logra activar su efecto catártico. Sumergirnos por unos momentos en las miserias humanas puede hacer tambalear nuestras frágiles burbujas de bienestar para a la larga hacernos más fuertes.

Para los que creen en la astrología hay dos aspectos que pueden ayudar a señalar el objetivo que debería perseguir un escritor con su obra en esto de sacar a la luz el lado oscuro de las personas para trascenderlos: la ubicación del punto matemático Lilith –conocido como la Luna negra- y el asteroide Quirón.

Lilith nos muestra el área de nuestra vida en el que deseamos romper esquemas, ser irreverentes y hasta inmorales persiguiendo el ser libres. Quirón por su parte nos muestra una herida que nos cuesta sanar en nosotros mismos pero que podemos ayudar a hacerlo en otros.

La sociedad continuamente nos presiona para que seamos perfectos por lo que para poder adaptarnos nos creamos una máscara, que termina siendo muy pesada. De esto son testigos los psicoanalistas en sus consultorios. 

Escribir sobre lo que oculta esa máscara debería de ser el norte de todo escritor. Revisar dónde cae Lilith y Quirón en su carta astral puede ser una guía para descubrir el aspecto oscuro de la humanidad que su obra viene a iluminar.



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